Cumplimiento de la Ley de Desperdicio Alimentario: pasos prácticos para su empresa

Introducción: Cumplir con la nueva ley contra el desperdicio alimentario puede parecer complejo, pero con una hoja de ruta clara es más sencillo adaptarse. Todas las empresas de la cadena alimentaria, desde fabricantes hasta minoristas, deben implementar medidas concretas para prevenir y reducir el desperdicio. A continuación, ofrecemos una guía práctica en cinco pasos para ayudar a su empresa a lograr el cumplimiento integral de la ley. Estos pasos le permitirán no solo evitar sanciones, sino también convertir el desperdicio en oportunidad de mejora y responsabilidad social.

1. Diagnosticar y planificar: el Plan de Prevención de Desperdicio

El primer paso es conocer el punto de partida. Realice una auditoría interna de desperdicios en su empresa: ¿Cuánta comida se desperdicia? ¿En qué etapas de sus operaciones ocurre (almacenamiento, distribución, punto de venta, etc.)? ¿Cuáles son las causas más frecuentes (roturas de la cadena de frío, exceso de stock, caducidades, estándares estéticos)? Con estos datos, podrá elaborar el Plan de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario exigido por la ley.

En este plan, diagnostique cada punto crítico y proponga medidas. Por ejemplo, si detecta sobreproducción en fábrica, puede ajustar la planificación de la producción; si hay mermas por caducidad en tienda, quizá deba optimizar la rotación de stock o los pedidos. El plan debe incluir objetivos medibles (p.ej., reducir un 20% el desperdicio en un año) y un sistema de seguimiento periódico de resultados. Recuerde involucrar a todos los departamentos pertinentes (operaciones, calidad, logística, ventas), ya que la prevención del desperdicio es transversal. Documente todo este plan por escrito, ya que podría ser requerido en inspecciones; y prévea su actualización periódica conforme avance en sus metas.

2. Establecer acuerdos para la donación de excedentes

Una de las obligaciones centrales de la ley es donar los excedentes alimentarios aptos para consumo humano.Por tanto, su empresa debe preparar con antelación cómo cumplirá con esta exigencia. Identifique los posibles colaboradores sociales: bancos de alimentos, comedores sociales, ONG locales, etc., y firme con ellos convenios de donación. Las grandes superficies (>1300 m²) están obligadas a tener estos acuerdos formalizados, pero es recomendable para cualquier empresa del sector.

A nivel operativo, defina un procedimiento de donación: qué productos y en qué condiciones se apartarán para donar (por ejemplo, aquellos con cierta cercanía a la fecha de consumo preferente), cómo se almacenarán temporalmente, con qué frecuencia se entregarán a la entidad receptora y quién es responsable de coordinarlo. Es esencial asegurar la trazabilidad y seguridad alimentaria de lo donado: etiquete claramente las cajas para donación, lleve un registro de kilos donados y fechas, y garantice el transporte en condiciones adecuadas (refrigeración si aplica).

Además, aproveche los incentivos fiscales disponibles por las donaciones (deducciones en Impuesto de Sociedades o IRPF). Esto puede compensar parte de los costes logísticos. Comunicar internamente estos beneficios ayudará a crear motivación en el equipo para implementar el programa de donación con éxito.

3. Optimizar inventarios y ventas: descuentos y productos “feos”

Para evitar que los alimentos lleguen a convertirse en excedentes, es crucial optimizar su gestión de inventario. Revise sus sistemas de pedidos y stock para minimizar sobrantes: por ejemplo, implemente metodologías just in time o ajuste los niveles de stock de seguridad para productos perecederos. Una herramienta útil es apoyarse en software de pronóstico de demanda que considere la caducidad de productos.

Aun con buena planificación, siempre habrá algunos productos cercanos a su vencimiento o con defectos estéticos. En lugar de descartarlos, la ley promueve darles salida comercial con descuentos. Establezca en sus tiendas una sección de productos con descuento permanente donde ubicar: alimentos cuya fecha de caducidad o consumo preferente esté próxima, lotes descatalogados, o frutas y verduras “imperfectas” (los llamados alimentos feos). Asegúrese de señalizar claramente esos productos y su precio reducido para atraer al consumidor. Esta práctica no solo lo ayuda a cumplir la norma, sino que recupera parte del valor económico de esos artículos y reduce costes de retirada.

Otro punto a implementar es un sistema First Expired, First Out (FEFO) en almacenamiento, de modo que los productos con fecha más próxima siempre se exhiban o despachen primero. Asimismo, active alertas en su sistema de gestión cuando ciertos lotes estén a X días de caducar, para que tienda o ventas tomen acciones (promociones, ofertas 2×1, etc.). Estas medidas serán parte de su Plan de Prevención y resultan en menos desperdicio generado desde el origen, alineándose con la jerarquía legal que prioriza la prevención.

4. Capacitación del personal y sensibilización de clientes

El factor humano es crítico para el éxito de estas iniciativas. Dedique tiempo a formar a sus empleados en las nuevas políticas y procedimientos relativos al desperdicio. Todos deben entender la importancia de la ley y los beneficios de reducir desperdicios (ambientales, sociales y económicos). Realice sesiones de capacitación sobre manipulación adecuada de alimentos (para minimizar daños que los vuelvan no vendibles), sobre cómo separar productos para donación, rellenar registros, etc. También instruya al personal de tienda para que puedan informar a los clientes: por ejemplo, explicar por qué se ofrecen productos “poco estéticos” y garantizar su calidad.

Paralelamente, implemente campañas de sensibilización al consumidor en sus puntos de venta, tal como sugiere la ley. Esto puede ser mediante carteles, folletos o mensajes en redes sociales de su marca. Eduque al público en temas como la diferencia entre fecha de consumo preferente y fecha de caducidad (una gran causa de desperdicio doméstico es la confusión entre ambas), consejos para aprovechar sobras en casa, o destacando la iniciativa de venta de productos feos y sus beneficios. Si sus clientes entienden y apoyan estas medidas, será más fácil que participen comprando productos rebajados o no exigendo estándares irreales de apariencia. Una base de consumidores concienciada también presionará menos para desechar productos perfectamente consumibles pero fuera de estéticas habituales.

Involucrar y motivar a su equipo y clientes crea una cultura corporativa anti-desperdicio, lo que refuerza el cumplimiento sostenido en el tiempo y mejora la imagen de su empresa como responsable y cercana a la comunidad.

5. Monitoreo continuo y mejora permanente

El cumplimiento de la ley no es un esfuerzo único, sino un proceso continuo. Establezca indicadores clave (KPIs) para monitorear el desempeño de su estrategia. Por ejemplo: kilos de alimento desperdiciado por mes, kilos donados, número de lotes vendidos con descuento vs tirados, ahorro económico logrado por reducir desperdicio, etc. Revise estos indicadores al menos trimestralmente con su equipo directivo. Si algún objetivo no se está cumpliendo, analice las causas y ajuste el Plan de Prevención en consecuencia. La ley enmarca un compromiso al 2030 (reducir 50% del desperdicio per cápita en retail y consumidor, y 20% en cadena de producción), así que marque también metas de reducción progresiva alineadas con esos porcentajes.

Documente las acciones realizadas y resultados, ya que podrían requerirse informes o inspecciones. Además, comparta los logros internamente: por ejemplo, “este semestre donamos X toneladas de comida que han supuesto X raciones para personas necesitadas” o “hemos reducido en X% las pérdidas respecto al año anterior”. Celebrar estos avances motiva al personal a continuar esforzándose.

No dude en apoyarse en soluciones tecnológicas para el monitoreo. Hoy existen herramientas digitales (como plataformas de gestión de excedentes, balanzas inteligentes para medir desperdicio en cocina, etc.) que facilitan obtener datos en tiempo real. Por ejemplo, Fazla ofrece sistemas de seguimiento que registran cuánto y dónde se genera desperdicio en sus operaciones, generando informes y análisis automáticos. Estas soluciones pueden integrarse a sus procesos para una mejora continua basada en datos.

En resumen, la clave es mantener un ciclo de mejora: planificar – ejecutar – verificar – actuar. De esta manera su empresa no solo cumplirá con la ley siempre, sino que irá afinando sus operaciones hacia la máxima eficiencia y sostenibilidad.

Conclusión: Adaptarse a la Ley de Desperdicio Alimentario requiere compromiso y organización, pero siguiendo estos pasos su empresa estará en el camino correcto. Diagnostique la situación, planifique acciones concretas, done lo que no venda, venda con ingenio lo que antes se descartaba, forme a su equipo y mida resultados. El cumplimiento normativo dejará de ser una carga y se convertirá en una oportunidad para optimizar costos, innovar procesos y demostrar el compromiso de su empresa con la sociedad y el medio ambiente. Y recuerde, aliados tecnológicos como Fazla pueden simplificar gran parte de este recorrido, ayudándole a gestionar donaciones y excedentes de forma eficiente y transparente.

Dale a me gusta y comparte
Evita el desperdicio y crea valor a partir del excedente de tu empresa u organización​.